LLorando a la luz de la luna. R. García

Nunca había estado en tal oscuridad. De niño pasé períodos sin luz, pero se resolvían en horas y lo sabía porque el viejo ventilador empezaba a zumbar y los moscos volvían a sus escondites. En esta parte, cerca por aire y lejos por tierra, no había corriente eléctrica cuando llegué. Eran noches aluzadas por los candiles y tomé la costumbre de cargar en el bolsillo mi lámpara de mano.

Llegué a Coxquihui en días alborotados por el clima. Viví tiempos de agua fría, fina, punzante y vientos gélidos tomando la siesta en mis pies. Me acercaba al fogón, me servía café recién hecho y me sentaba en la mesa a platicar con las hijas de doña Licha. Mientras,  ella atizaba la lumbre y  dejaba ir en la oscuridad amarillos instantáneos.

En una esquina, antes de llegar al consultorio, se reunían a platicar Celedonio, sus hermanos y Lillo, el aserrador con quienes trabé amistad. En otras veces me sentaba en un escalón y escuchaba el silencio, el aleteo de pájaros que germinaban de entre los árboles enraizados en los bordes de la cañada. Recién llegado, en un día de viento y frío, tuve que ir al cementerio a determinar si una difunta era ya difunta y de regreso, con la emoción de haber explorado a una muerta, mientras intentaba abrir el candado de la puerta, escuché claramente que me  chisteaban. El nerviosismo brincaba en mis manos y menos atinaba a meter la lleve en el ojo de la cerradura. Al abrir la puerta un aplauso de aleteos salió en estampida por los claros de la casa. Me tranquilicé cuando la luz de una vela iluminó tímidamente las paredes. Después de una noche entrecortada, al día siguiente encontré al comandante y platicamos de los sucesos. Le comenté que al abrir el portón me habían chisteado y él sin contenerse abrió en carcajadas; le pregunté el motivo de su risa.

 

— No se ofenda. Debe de saber que en la región hay un pájaro que chistea. Ya imagino el susto de usted.


—Oiga pero también escuché un aleteo de pájaros.

 

—No entiendo.

 

— Sí, como si volaran miles de aves.

 

Se quedó pensando y volvió a sonreír moviendo al mismo tiempo mandíbula y carne.

 

— La casa donde está, estuvo desocupada mucho tiempo, así que no es nada raro que los murciélagos la hayan tomado prestada.

 

Estaba deleitándome con el fresco, cuando escuché las buenas noches. Era un muchacho joven, de calzón, que sobresalía por la blancura de la manta.


— Mi mujer se va a aliviar y ya le empezaron los dolores —me dijo.

 

—¿Dónde es?

 

— Aquí lueguito, por donde bajan las avionetas.

 

 

Mientras arreglaba el maletín, le pregunté otras cosas y deduje que todo parecía estar bien. Sin embargo, en esos menesteres uno nunca sabe, así que preferí ir con todo el equipo.

 

Fui en mi yegua, que responde por Gurrumina. El viento se hizo más fresco y las nubes que borroneaban el cielo desaparecieron dejando sin velos a la luna.

 

Llegamos rápido, y a pesar de la claridad, no definí qué camino tomamos. La vivienda era de tarros, con techo de palma, un solo cuarto y casi sin espacio para moverse. Era el tercer parto de una paciente joven; el producto venía bien, pero la incomodidad me desagradaba. Le dije al esposo que la atendería fuera de la vivienda. Él aceptó, pues de esa manera los niños quedarían dentro y yo me podría mover a mis anchas alrededor de ella.

 

 

En un parto siempre hay mujeres, es como una especie de solidaridad. ¡Jamás digo que se retiren! Sacamos la mesa de los santitos y situamos a la parturienta sobre ella. El esposo trajo varas con horquetas del monte. Tomamos la mejor y la enterramos, serviría para colgar el frasco que contenía el suero. La dilatación de la matriz estaba alrededor de cuatro centímetros y rompí la bolsa de las aguas. Diluí en el suero una ampolleta de ocitocina que aprontaría el trabajo del parto.


– Este niño sí viene con agua, el otro, vino seco; por eso nos costó tanto trabajo que naciera —comentó una de las parteras.

 

No dije nada, sólo pensé que esa era la razón del porqué me habían llamado.

Nos quedamos en silencio. Apagué mi lámpara de mano y vi con claridad el óvalo de la cara, su brazo extendido y descansando sobre una tabla. El abdomen globoso que contenía el milagro mayor. Una mujer rezaba en totonaco, la otra le acariciaba una mano y el esposo siempre pendiente.

 

Aquella escena no estaba en ningún libro de medicina. Era inusual: arriba una luna naranja, colgando de ámbar cada gramo de piedra, tierra y carne. La floración de las limonarias hilaban de jazmín el aire y sería este el que respirase quien estaba por nacer. Los cascos del agua trotaban por los cuatro costados, pues la choza era abrazada por dos arroyuelos. La corriente parecía una procesión de sonidos, caía sobre los tejos y arrancaba al barro y al arbusto la voz que las cosas tienen dentro. Bajo las estrellas, la tierra era un inmenso diapasón, rasgaban las uñas cúpricas de la luna, el golpe cadencioso de las aguas y el viento oloroso a desliz. La matriz se fue abriendo para ofrecer una semilla con capacidad de amar. El hechizo de esperar a un ser que tal vez llegue con infinitos atributos y convierta nuestra maldad en esperanza y benevolencia. Jamás he atendido otro parto que se le parezca. Tampoco supe más de ese niño que nació enredado con  luna, agua y aroma de flores. Hoy lo entiendo: fue un obsequio que la vida me hizo, para recordarme el milagro de la vida.

 

 

12 respuestas

  1. Es un relato hermoso. Conviertes la vivencia en poesía, aún cuando los contextos de la realidad pueden ser tan desoladores como los que describes, al menos en el sentido estricto de la marginacion y la pobreza, porque por lo demás, los deseos de vida, la naturaleza (tan bien elaborada en tus relatos), la maternidad, la solidaridad entre esos seres humanos y la bondad del médico, surgen en su natural belleza y espontaneidad como la poesía misma, sin mucho esfuerzo. Mis felicitaciones.

    • Gracias por tus comentarios. Es cierto dicha familia viviía en la marginación, no tenía luz, ni una construcción sólida, sin embargo tenía un diálogo con su entorno, con valores tan enraizados como los qie da una cultura milenaria. MIl gracias por comentar

  2. HISTORIAS COMO ESAS SON SORPRENDENTES, UNA DE LAS COSAS QUE NOS DAN MÀS SATISFACÌÒN A UN MEDICO ES AYUDAR A QUE VENGA A LA VIDA UN SER HUMANO, Y MÀS AUN EN LUGARES QUE LA NATURALEZA NOS REGALA, ES EMOCIANTE Y LA RECOMPENZA ES MUCHA, QUE DESPUES DE ESTUDIAR MEDICINA, PODAMOS TENER EXPERIENCIAS COMO ESAS, LA HISTORIA CITADA FUE MUY EMOCIONANTE.

  3. hola
    doc

    que le puedo decir de esta anecdota, desde que la empece a leeer no puede dejarla a medias
    para serle sincera a mi me gustan mucho las historias, em gusta mucho leerlas,, y me gusta mas la manera en que ve las cosas , la forma en que las describe y que uno se va imaginando las imagenes.

    y pues que decir una felicitacion porque es o es bueno casi nadie puede ver tantas cosas en algo tan comun.

    A mi me gusta eso `porque a veces yo tambien soy asi , me gusta ver mas alla de lo que es realmente.

    bueno es todo creo que no tengo otra cosa que decir

  4. de una belleza literaria sin lìmites en serio Doc. el lenguaje y las descripciònes llenan los sentidos del oido, la vista, el olfato y màs aùn las sensaciones en la piel de sentir el susto, el estar pendiente…los personajes ataviados en su rol sin duda, y aun asì con la particularidad del Mèxico rural tradicional yjactoso en ello…mucho que aprender, como flecha a la empatìa eso de no correr a las mujeres que asisten como solidaridad a un parto, ¿acaso una bien sabida estrategia de intervenciòn comunitaria? nunca desdeñar de golpe la cohesiòn del grupo?, sì llamaron al doctor en un segundo momento cuando ellas ya habian hecho lo suyo…y bueno como pieza didàctica es un manjar, ciertamente a nadie nos forman con esas posiblidades de contacto real con la vida y la responsabilidad que tenemos para con nuestros usuarios…no se, casi parecerà blasfemia educativa lo que dirè: pero no son necesariamente los ambientes estructurados los que garantizan los aprendizajes tan profundos. felicidades excelente texto

    • Mil gracias Leti, desde ha mucho tiempo la historia se ha usado para llevar conocimiento. aquí lo que el cuento nos refiere y que debe de quedar en la cabeza es que el médico debe de respetar el mundo cultural de donde esté y asombrarse simpre del mistrio de la naturaleza y de la vida. Gracias por comentar

  5. hola Dr… jejeje yo de nuevo.

    Que hermosa anecdota… la verdad no me imagino como es que usted pudo haber vivido tantas hermosas experiencias. Lo mas bello es que pueda compartirlas con nosostros para inspirarnos y darnos lecciones de vida.

    De antemano muchas gracias Dr.

  6. También las tendrás Reyna. Lo vital es que un día puedas describirlas y sacar algun apunte de tu visión. Por eso apunta lo que a ti te parezca esencial y a veces lo que no… un abrazo y gracias por leer.
    Rubén

  7. No cabe duda que un buen profesionista no es aquel que devora los libros, sino aquel que lleva esa información a la práctica. Es un relato muy bueno, una vivencia que nos deja una enseñanza, un recuerdo que se queda grabado en la memoria por siempre. Esas son las cosas que vamos a recordar, no las veces que aprobamos un examen o cuando nos exentaron.

    Y si, el nacimiento de un ser es una de las pocas cosas hermosas del mundo, no solo para los padres sino para todos los demás, porque no sabemos si esa criatura pueda curar a este mundo enfermo o aportar algo importante para nuestro futuro.

    Muchas gracias doc por poner estas anécdotas que nos asoman un poco a lo que nos espera en la vida. Y felicidades porque tiene muy buena redacción en sus historias.

    Hasta luego.

    • Fernando el buen profesionista tiene que devorar libros, pero no tan solo eso sino analizarlos y obtener el mensaje de quien lo escribió. Tal vez puedas estar o no estar de acuerdo, pero eso es otro tema. Así que lee y lee mucho. un abrazo

  8. Una historia de vida que llena de alegría a una familia, pero que nos deja entrever a qué están expuestas las familias de las zonas rurales, sin acceso a los servicios de salud, atendidos por personal no capacitado y médicos arriesgados, llenos de fuerza interna que logran atender a sus pacientes en condiciones infrahumanas, pero con mucho amor y dedicación
    Hoy todavía hay condiciones similares en países del tercer mundo…. y peores… Cuando tendremos accesibilidad global a los servicios? a la seguridad? en codiciones similares? Llegará el día…

  9. wau doc que lindo relato
    me trasporto a ese sitio , a ese noche y a ese momento tan especial.
    y que amable de su parte el compartir tan bella anecdota con nosotros

    nos vemos doctor

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