Jhon Snow la epidemiología y el colera

http://www.bioline.org.br/pdf?rc05033

Salud pública y Medicinahttp://escuela.med.puc.cl/Recursos/recepidem/parEpidem1.htm

Salud Pública y Medicina: su desarrollo histórico
» Históricamente la medicina no comenzó como ciencia, sino cual profesión práctica, cuyo fin era curar. En un principio, al médico le interesaba fundamentalmente el cómo, o sea, el curar, y no el por qué, es decir, el indagar las causas de la enfermedad».
Félix Marti-Ibáñez
Los inicios
La relación entre la medicina y la salud pública es tan estrecha que la revisión histórica del desarrollo de esta disciplina se mezcla inevitablemente con el de la medicina Los antecedentes relacionados con la salud pública datan de muy antiguo. En la medicina China, por ejemplo (2697 ac), ya existe evidencia de un enfoque preventivo (en 2650 ac se publica el Nei-Ching en el que figuran la viruela y métodos para su prevención). Igualmente la civilización egipcia incorpora aspectos relacionados con el saneamiento; los hebreos incluyen, en la ley mosaica, el Levítico, primer código de higiene, escrito el año 1500 ac. Seguir leyendo

HISTORIA DE EPIDEMIAS Y EPIDEMIOLOGOS

Una Breve Introducción a la Epidemiología – II (Historia de Epidemias de Enfermedades Infecciosas y Epidemiología)

Betty C. Jung, RN, MPH, CHES

Objetivos de Aprendizaje

Entender cómo la enfermedad ha influenciado a la historia

Entender las contribuciones principales que los epidemiológos han hecho a la disciplina de la epidemiología.

Breve Historia de las Enfermedades Infecciosas

Históricamente, las epidemias han sido vistas como un castigo por dioses enojados

Principales causas de muerte antes de 1800:

Sarampión

Viruela

Plaga (Peste Yesinia).

Breve Historia de las Enfermedades Infecciosas

Las epidemias han sido mencionadas, porque influenciaron:

La caída del Imperio Romano

Pérdida de Esparta por Atenas (429 A.C.)

Aceptación de lenguajes comúnes para los negociantes (Inglés suplió al Latín)

El crecimiento de la xenofobia en Europa.

Malaria

Mató a la mitad de hombres, mujeres y niños que murieron en el planeta.

Para sobrevivir a la malaria, los Africanos desarrollaron la células falciformes y la deficiencia de G6PD Seguir leyendo

Un clavado al pasado. La Hipertensión Arterial

La historia universal es un evangelio:

Los hombres de genio son verdaderos textos sagrados;

los de talento, y los otros, son meros comentarios, glosas,

escolios, targúmenes y sermones.

Thomas Carlyle: Sartor Resartus

 

El 12 de abril de 1945, Franklin D. Roosevelt, 32º presidente de los Estados Unidos moría inesperadamente en su rancho de Warm Springs, Georgia, como consecuencia de una hemorragia cerebral. El Almirante Ross T. McIntire (su médico personal, ¡otorrinolaringólogo!) aseguró que la hemorragia había surgido “como un rayo en un cielo claro”. De acuerdo con lo informado por Steve Early, secretario de prensa de la Casa Blanca, el presidente acababa de ser examinado por los siete u ocho médicos más eminentes del país, y declarado sano en todo sentido.(1)
 

La historia clínica original de Roosevelt se guardaba en una caja de seguridad del Hospital Naval de Bethesda, y desapareció inexplicablemente luego de su muerte. Sólo ha sido posible reconstruir los hechos a partir de las notas personales del Dr. Howard Bruenn, cardiólogo que atendió al presidente en sus últimos años de vida. De acuerdo con tales notas, su presión arterial era 136/78 mm. Hg. en 1935 (a la edad de 53 años), 162/98 mm. Hg. en 1937 y 188/105 mm. Hg. en 1941. En marzo de 1944 ya se observaba hipertrofia ventricular izquierda en el electrocardiograma, agrandamiento cardíaco en la radiografía de tórax y proteinuria. Poco antes de la invasión a Normandía, el registro tensional alcanzó 226/118 mm. Hg. y al momento de su reelección, en noviembre de 1944, 200/100 mm. Hg.

Antes de partir hacia la conferencia de Yalta, en febrero de 1945, la presión arterial era 260/150 mm.  Hg. En la mañana del 12 de abril, el presidente se quejó de un terrible dolor occipital y perdió la conciencia en forma inmediata. El Dr. Bruenn le registró, quince minutos más tarde, presión arterial de 300/190 mm. Hg. A las 3.35 de la tarde fue declarado muerto. Seguir leyendo

ATANACIO KIRCHER. JESUITA

Un buen año para Athanasius Kircher (marzo,2002)
Traducción y adaptación del artículo:Athanasius Kircher, Dude of Wonders, de SCOTT McLEMEE
Traducción al Español: Maestra Vilma Reyes
Este mes se cumplieron los 400 años de Athanasius Kircher, el erudito jesuita — que, ya para su muerte en 1680, había publicado suficientes trabajos enciclopédicos como para llenar una biblioteca pequeña. Pero ahora – contrario a siglos anteriores en los que su reputación mundial había disminuido agudamente y que su nombre era motivo de broma para los pocos que lo recordaban, su destacada carrera es celebrada meritoriamente.
El jueves pasado, en un simposio en la Universidad de Nueva York patrocinado por el Instituto de Nueva York para las Humanidades, los expertos se reunieron para reflexionar en torno a una pregunta que los historiadores de generaciones pasadas no se ocuparon en enfrentar: ¿Fue Atanasio Kircher el hombre más interesante de su época o qué? Seguir leyendo

DIOSCÓRIDES (siglo 1 dC)

Dioscórides
(Siglo I dC). Uno de los autores más influyentes en la historia de la medicina y, concretamente, en la de la farmacoterapia.
http://www.historiadelamedicina.org/multim.html#anato

LA MENTALIDAD ANATOMOPATOLÓGICA.

 

Una forma de estudiar la patología del siglo XIX es el recurso al paradigma de las tres mentalidades: anatomoclínica, fisiopatológica y etiológica. Éstas se dieron de forma sucesiva en el siglo XIX, aunque hay que tener en cuenta que se combinaron. La primera, que es la que se analiza en esta ocasión, se caracterizó por la vigencia del método anatomoclínico.

http://www.historiadelamedicina.org/multim.html#diosc

Disfrútelo es excelente

¿ SE ACUERDA DE JENNER? Walter Ledermann

¿Se acuerda de Jenner, estimado lector? Fue un naturalista inglés, que nació, vivió y murió en una zona rural, la vicaría de Berkeley, en Gloucestershire1, entre 1749 y 1823. Discípulo del famoso John Hunter, fue quien preparó y dispuso los especímenes geológicos y zoológicos traídos por el capitán Cook en la nave Endeavour, al regreso de su célebre viaje por los mares australes. Quizás lo recuerde mejor por el descubrimiento que lo hizo miembro de la Real Sociedad en 1778: que el cuclillo era un ave parásita, acostumbrada a poner sus huevos en nidos ajenos2. O por su publicación póstuma, en la misma línea de investigación, donde señalaba, en referencia a la migración de las aves, que no es la alondra quien anuncia la aurora, como supone Shakespeare3, sino el petirrojo.

A estas alturas creerá que me burlo de usted, pues Edward Jenner fue uno de los más ilustres médicos que registra la historia. Nada más ajeno a mi ánimo. Sólo trato de hacerle reflexionar sobre cómo los verdaderos sabios que en el mundo han sido, fueron siempre hombres universales, humanistas de muchas y variadas inquietudes. Quienes se limitaron a su campo, como hacen muchos de los actuales científicos, nunca alcanzaron la verdadera grandeza. Hoy en día existen los investigadores profesionales, que «eligen» ser investigadores y realizan una investigación compulsiva, destinada más a obtener el éxito y a engrosar su currículum, que responder a la natural curiosidad y ansia de conocimientos, que son o debieran ser la base de toda experimentación. ¿Imagina a nuestros contemporáneos, que buscan afanosos la vacuna contra el SIDA, preocupados de escuchar los ruidos que llegan con la aurora? Difícil en la jungla de cemento, me dirá usted, pero ¿al menos estudiando las posiciones del gato junto al fuego, como hizo ­y con cuánto acierto­ Leonardo da Vinci?4. Seguir leyendo

DE LA COCA A LA COCAINA. DRA LILIANA ZWETSCHEK. ARTICULO ORIGINAL

Dice la leyenda que Pacha Mama, la madre tierra, regaló la hoja de coca al pueblo andino para que soportase la tristeza, el hambre y el dolor en tiempos de esclavitud. Pero si el verdugo extranjero la tocaba… ¡para él sólo sería un veneno que le traería la locura!LA LLEGADA DE LA COCA A EUROPA:Había pasado casi un siglo desde que JOSEPH de JUSSIEU intentara en 1771 el envío desde le puerto de Buenos Aires hacia Francia de un escaso número de plantas de coca usadas milenariamente por los habitantes andinos y desconocidas aún en Europa.
Era poco lo que había podido rescatar luego de haber sido víctima de un robo en el mismo puerto donde había perdido la mayor parte de su material de investigación luego de treinta y seis años de estudios en el Perú.

A partir de la llegada de la coca a Europa comenzaron a conocerse sus diversas propiedades euforizantes y energizantes, descubriéndose en la segunda mitad del siglo XIX sus propiedades anestésicas.

Fueron muchos los que se interesaron por aquellas hojas verdes de nervaduras marcadas y paralelas.

FREUD leyó informes sobre la coca mostrando gran entusiasmo por la misma. Seguir leyendo

AISLAMIENTO Y CUARENTENA. WALTER LEDERMANN

Revista chilena de infectología ISSN 0716-1018 versión impresa

 
Rev. chil. infectol. v.20 supl.notashist Santiago 2003 ®download el artículo en el formato PDF
 
Como citar este artículo

Rev Chil Infect Edición aniversario 2003; 13-17 El hombre y sus epidemias a través de la historia WALTER LEDERMANN D.* The Man and his epidemics through the History


Pánico y huida Hace unos veinte mil años, en un tempestuoso atardecer, el hechicero cro-magnon regresaba de un retiro de tres días en el monte, donde había estado recolectando yerbas mágicas, cuando le informaron que uno de los hombres había llegado enfermo de una larga jornada cinegética. Seguro de su poder curativo -la ignorancia hace audaces a los médicos- se recubrió con su vestimenta de venado y fue a verlo. Apartó el cuero que tapaba la entrada de la caverna e iluminó al enfermo con su antorcha. De inmediato dio un respingo, retrocedió espantado, ordenó levantar el campamento y huir hacia un incierto fin en medio de la noche. En la pustulosa cara del enfermo había reconocido la viruela -o alguna peste similar de la época- cuya horrorosa imagen había recibido a través de los relatos sucesivos de su padre y de su abuelo, y sabía que la muerte era inevitable. En 1994, en nuestra Unidad de Infecciosos, solicitamos a un talentoso especialista, hombre muy culto y racional, que evaluara un pequeño paciente. Accediendo de buena gana, contempló un rato al niño a través del vidrio y, en el momento de abrir la puerta corrediza, preguntó por qué estaba aislado. Al escuchar la palabra SIDA quedó con el pie en alto, alterado el rostro; luego de unos segundos, echó pie atrás y dijo que bastaba con lo que le habían contado, no siendo necesario el examen físico. Habíamos perdido en Chile, país médicamente desarrollado, este temor irracional que acompaña a las pestes y que deriva de la certeza de poder ser atacado en cualquier momento por una enfermedad fatal, irreversible y atroz. Y no sólo en Chile, sino en todos los países más o menos avanzados el hombre moderno está convencido que la medicina todo lo cura, careciendo de recursos espirituales para comprender y enfrentar la existencia de una epidemia altamente letal. El especialista que nos visitaba era un hombre muy instruido y sabía perfectamente cómo se contagia el SIDA y que, por lo tanto, no estaba expuesto, pero pudo más el temor ancestral que la razón. Esta ha sido siempre la primera humana reacción a las terribles pandemias: pánico. Un miedo súbito, extraordinario, que oscurece la razón. Al pánico sigue la huida, como consecuencia inevitable. En medio del pánico, sin embargo, siempre han existido hombres curiosos que han antepuesto la observación a su propio temor. A ellos, oscuros o famosos, debemos los avances experimentados. Pero en todas las pandemias, este terror irracional ha hecho retroceder momentáneamente en algún punto a la medicina y a la humanidad, por detrás de logros y de conocimientos ya establecidos. La segunda reacción, ya en medio de la catástrofe es la búsqueda de una causalidad. Para el hombre primitivo -y aun para el moderno- hay simultáneamente una culpabilidad, de manera que la epidemia es siempre un castigo. Primeras observaciones sobre transmisión La peste bubónica -la peste negra, la peste por antonomasia- causó sucesivas pandemias, dejando los primeros registros más o menos confiables, capaces de ilustrar cómo se fueron dando los sucesivos pasos en el entendimiento y control de la situación. Aunque en el libro de Samuel hay descripciones que pudieran corresponder a esta patología, y existen antiguas referencias de Tucídides, Hipócrates y de Cipriano (siglo III d.C.), la primera gran pandemia se registró en el mundo antiguo en tiempos del emperador Justiniano, en el siglo VI d.C.; duró sesenta años y terminó mezclada con viruela. Luego tenemos la celebérrima muerte negra, que asoló toda Europa entre 1347 y 1382, habiéndose iniciado, de acuerdo a la mayoría de las descripciones, en Catay (China). Desde allí pasó a Europa, donde sólo respetó a Islandia, no así, a la ya descubierta Groenlandia, para extenderse luego a Arabia y Egipto (Tabla 1). Tabla 1. Epidemias de peste bubónica Seguir leyendo